“I’ve been a baaaaaaad boy!”
A pesar de que la balanza del bien parece siempre ganar en la opinión popular, un buen villano siempre es admirado y usualmente suele robarse el espectáculo. Cuando los creativos y productores comenzaron a realizar cintas centradas en el personaje antagónico encontraron un nuevo nicho que parecen negados al olvidar.
En 2010 una nueva casa productora (parte de Universal) surgió en el mundo de la animación. Ilumination Entertainment le mostró al mundo a un villano despreciable y el lado más tierno del mismo con Despicable Me, Gru (Steve Carell) se convirtió rápidamente en un favorito del público junto con sus tres hijas adoptivas y los minions que lo acompañan a todos lados. La cinta fue un éxito y evidentemente las secuelas se veían venir, así fue como en 2013 la segunda parte de Mi villano favorito llegó a las salas del mundo sin tanto encanto como la primera parte, pero con buenos números en taquilla.
Despicable Me 3 retoma la historia del villano, ahora convertido en un mal agente contra el crimen y su ahora esposa Lucy (Kristen Wiig), quienes persiguen a Balthazar “Evil” Bratt (Trey Parker), un actor que probó las mieles del éxito en su infancia, pero que no logró trascender más y que ahora busca vengarse del sistema que le dio la espalda. De igual forma Gru recibirá la noticia de que tiene un hermano gemelo, Dru (Carell), quien lo busca para que sea su maestro en el arte de la villanía.
El filme, dirigido por Pierre Coffin y Kyle Balda, utilizará los ganchos de sus personajes clave para mantener interesado al espectador. Sin embargo la historia cuenta con demasiados elementos y subtramas que hacen que sea hasta el tercer acto que realmente aterrizamos en el meollo del asunto.
Evil Bratt supone una mejora en la franquicia, ya que, a pesar de ser un villano simplón, se encuentra mucho mejor construido que los antagónicos de las cintas pasadas. Conocemos sus motivaciones y su ochentera personalidad de manera clara y concisa, los chistes recurrentes que realiza, siempre enfocados a elementos de la cultura popular y musical de los 80s, son bastante graciosos, aunque es algo que seguramente disfrutarán más los padres que los hijos, quienes tal vez no logren entenderlos demasiado.
Coffin y Balda decidieron no darle un papel central a los minions en esta ocasión y ese es un gran acierto, tal vez no nos concentramos tanto en Gru como se debería, pero al menos no se abusa tanto de los pequeños seres amarillos y las inclusiones que tienen son mucho más disfrutables en lugar de tediosas.
La utilización de la temas de los 80s más los temas seleccionados y compuestos por Pharrell hacen que Despicable Me 3 tenga una gran carga musical, los números montados son divertidos y se encuentran en sintonía con el tema central de la cinta, haciendo que la gran batalla que esperamos ver se convierta en un duelo de baile a proporciones gigantescas.
La cinta acierta al mostrar un vínculo genuino entre los hermanos (en gran parte gracias al trabajo de Carell), desafortunadamente el hecho de que sea incapaz de concentrarse en su temática principal le resta tiempo a esos momentos. La combinación de la historia de los gemelos, más el conflicto del villano, un intento de boda, Lucy aprendiendo a ser madre y la búsqueda de un unicornio forman una combinación sin pies ni cabeza que no logra cuajar, las historias se encuentran pegadas con la misma goma de mascar que utiliza Evil Bratt, más tarde que temprano deja de funcionar.
Despicable Me 3 ofrece una gran mejora en el trabajo de animación del estudio, que cada vez ponen mucho más atención a los detalles y al diseño de escenarios, particularmente el espectáculo que apreciamos en el tercer acto brilla por su calidad. La película puede haber fallado en su estructura narrativa, pero sin duda cumplirá para aquellos que busquen pasar un buen rato acompañados de su villano favorito.