“We´re all the same. There´s nobody left to love us.”
Tristemente hay muchos niños en el mundo que se enfrentan a situaciones de abandono y abuso que no les proporcionan un ambiente en el que se pueden desarrollar de manera segura, en el que la inocencia no tiene cabida y su alegría los va dejando poco a poco.
Ma vie de Courgette (La vida de Calabacín) narra la historia de un pequeño de 9 años que pasa sus días en el ático de su casa volando una cometa y decorando su alrededor con las latas de cerveza que su madre deja por todo su hogar. El padre de Icare Courgette (Calabacín) solamente vive en sus dibujos y un evento desafortunado lo dejará huérfano. Un amable policía lo llevará a un orfanato en el que conocerá a niños que, como él, no han tenido una vida fácil, pero ahora pueden estar en un lugar que se preocupa por ellos.
A pesar de ser una cinta animada las temáticas que aborda pueden no ser apropiadas para niños, pues todos los dilemas son tratados con franqueza y tal vez los más pequeños puedan encontrarlos perturbadores, sin embargo la forma en que son contados los hace comprensibles y reales para chicos y grandes.
Tal vez la historia suena triste y deprimente, y no se engañen lo es, pero la forma en que Claude Barras nos guía a través de ella la hace mucho más llevadera y empática, el mundo que vemos es angustiante sin duda, pero eso no quiere decir que en él no haya espacio para la felicidad.
Ma vie de Courgette fue elaborada con el más hermoso stop motion, los detalles visuales que la componen son hermosos e imperfectos. Cada escenario tiene elementos auténticos que fascinan a la vista y nos llevan a un mundo lleno de inocencia y asombro, pues a los niños del orfanato se les ha brindado una segunda oportunidad de vivir su niñez y la aprovechan de la mejor manera.
El diseño de los personajes es único y especial. Sus cabezas son mucho más grandes que sus cuerpos y sus ojos tienen inmensas dimensiones, situación que ayuda a comprender las emociones que viven los niños, sus ojos son expresivos en demasía y nos permiten conocer, de una manera asombrosa, las sensaciones y sentimientos de cada una de las marionetas.
El grupo del orfanato es único, son siete niños perdidos que parecen haber sido abandonados por el mundo, pero que no dejan que eso amargue sus días pues se tienen los unos a los otros y eso es lo que más les importa. Las historias de vida de cada infante son desgarradoras y se pueden observar en su actuar las secuelas que han dejado en ellos.
Ma vie de Courgette despierta emociones electrizantes, es una cinta empática con sus protagonistas, más que un drama trágico es una reflexión sobre la inocencia y la amistad. Es un relato que busca recordarnos la belleza de las cosas simples y que hacen de la vida un viaje maravilloso. Ma vie de Courgette es una joya que merece ser disfrutada por todos.