“All of human history has lead to this moment. The irony is we created you. And nature has been punishing us ever since. This is our last stand. And if we lose… it will be a Planet of Apes.”
La superioridad del ser humano sobre el resto de los animales nos ha convertido en una especie arrogante que degrada y abusa al resto de las criaturas con las que compartimos el planeta. Cuando observamos una ficción que retrata de manera muy fiel nuestra imagen nos asombramos por la crueldad que presenciamos y pocas veces la asociamos con nuestra realidad.
En los años 60s surgió la primera versión de El Planeta de los Simios causando fascinación en los espectadores, nos mostraba el fin de la raza humana como la conocemos y el dominio de un grupo de primates quienes habían tomado nuestro lugar en el mundo. Múltiples versiones y adaptaciones vinieron con los años, pero ninguna logró obtener la aceptación de la primera hasta que llegó Rise of the Planet of the Apes en 2011.
El reboot/precuela, que ha constituido una trilogía, logró captar nuestra atención por su sorprendente uso de efectos especiales y actuaciones con motion capture que fascinan, pero sabemos muy bien que no todo es imagen y es justo la combinación que tienen éstas con la narrativa lo que hizo tan populares a estas cintas.
La tercera, y presumiblemente última entrega de la franquicia, War For The Planet Of The Apes brinda un espectacular cierre a una de las sagas actuales de ciencia ficción más interesantes y mejor trabajadas del nuevo siglo. Tras el descontento de algunos de sus compañeros, Caesar (Andy Serkis) debe luchar una guerra que no comenzó u nunca quiso, ha guiado a su pueblo hasta un bosque intentando evadir la lucha, pero el hombre los ha seguido para acaba con ellos y recuperar lo que ¿les pertenece?
Matt Reeves vuelve a la silla de director para continuar con la épica lucha de los simios contra los humanos, una cuyas intenciones y emociones se viven a flor de piel. La intencionalidad y las vivencias de los personajes son claras, es fácil comprender las sensaciones que atraviesan, pues son dibujadas con una naturalidad soberbia.
La trilogía se ha caracterizado por mantener una narrativa interesante y muy pensada y War no es la excepción, Reeves le ha dado un tratamiento (en sus dos colaboraciones) a la franquicia del que Nolan estaría orgulloso. Hemos observado la evolución de los personajes, hemos apreciado como los sucesos de su realidad los han marcado y su contexto los ha determinado, se ha sido fiel a la historia que se construyó desde un inicio.
Los sucesos de la cinta orillarán al protagonista a afrontar su pasado y sus instintos y sed de venganza serán los motores que conviertan al simio en humano. Es fascinante observar como la figura del hombre es pintada en la pantalla y se contrapone con la del simio, los papeles se han invertido poco a poco and karma is a bitch por lo que nuestra especie no tendrá la mejor de las suertes. Por otro lado, los primates han llegado a un punto tal de humanización que no solamente han imitado lo bueno sino que también han aflorado en ellos aquellas emociones que surgen del odio y el resentimiento y es ese dilema el que hace tan fascinante a esta película.
Andy Serkis se ha convertido en el maestro del motion capture y vuelve a sorprender con una actuación fuera serie, su talento aunado al del tremendo equipo de efectos visuales hacen de War uno de los trabajos más exquisitamente moldeados que hemos visto. Los detalles que se brindan a cada simio son impresionantes, el trabajo en cada rasgo y en cada pelo que vemos constituye un trabajo monumental que se acerca demasiado a la realidad, es monumental.
War For The Planet Of The Apes se adentra en terrenos más obscuros que sus predecesoras, los elementos que incorpora suponen conflictos elevados que incrementan la tensión desde el primer momento, razón por la cual se agradece la inclusión de un alivio cómico que se integra fabulosamente a la historia, generando sus propias interrogantes y ampliando el mundo que conocíamos, se trata de Bad Ape un mono que vivía en un zoológico y que ha tomado una conducta demasiado humana, sus participaciones son hilarantes sin entorpecer la acción.
Se nos prometió guerra desde un principio y Reeves no nos queda mal. El dinamismo de las secuencias de acción nos mantiene atentos en todo momento, somos conscientes de todos los involucrados, su ubicación y sus planes, se nos brinda una panorámica espectacular de un campo de batalla en el que no sabemos quién saldrá victorioso. No puedo cometer el error de no mencionar el tremendo score de Michael Giacchino que llena de suspenso cada toma.
La venganza es el principal motor de todos los involucrados en War For The Planet Of The Apes y eso la hace increíblemente humana, pero lo que realmente resalta son aquellas acciones que nos sensibilizan ante el odio, sí la guerra y la vendetta son producto del ser racional, pero la mayor muestra de humanización que percibimos se encuentra en la compasión y en el legado que es capaz de dejar alguien para el mundo, la posibilidad de ser recordado por siempre, de ser historia, lo sorprendente es que esa huella no tiene la forma del que creemos es el ser más evolucionado.