“I see that I am a little piece of a big, big universe, and that makes it right.”
Ya estamos en abril y es tiempo de celebrar a todos los niños y no tan niños en su día. No es necesario esperar al 30 de abril para hacer sentir a los más pequeños importantes, pero festejarlo hace ese momento especial.
La infancia es, para muchos, uno de los recuerdos más bellos y felices que tienen de sus vidas y es que las situaciones que experimentamos en nuestra niñez son parte fundamental de nuestra identidad, todas las experiencias dejan huella y en esta etapa ese vestigio se quedará para siempre.
Para celebrar al niño que todos llevamos dentro te presentamos 10 cintas en las que las vivencias de los más jóvenes los determinan.
Un músico llega a dar clases a un internado para niños con mala conducta, a través de la formación de un grupo de coro éste logrará comunicarse mejor con cada uno de sus estudiantes. La cinta muestra una postura de un docente diferente que se preocupa genuinamente por sus alumnos, se puede apreciar el cambio de conducta que tienen los alumnos cuando son tratados como seres humanos y cuando sus problemas son escuchados y atendidos, su comportamiento cambia cuando finalmente son reconocidos.
Basada en la historia del escritor J.M. Barrie y en la amistad que sostuvo con una familia que lo llevó a escribir la novela de Peter Pan. Si bien nos centramos en la vida del autor también parte importante del metraje desarrolla a Peter, uno de los niños de la familia, con que J.M. tiene una relación muy especial. Las experiencias de Peter lo han enseñado a tener miedo y enojo ante el mundo, pero gracias a la presencia de una persona que alienta sus decisiones y alienta su creatividad su vida parece tomar un nuevo rumbo.
Tras el fallecimiento de un amigo, un escritor recuerda algunos de los mejores momentos de su infancia, incluida una ocasión en la que él y su grupo de amigos encontraron un cadáver. Rob Reiner dirige una de las historias de Stephen King de una manera fenomenal, Stand by me es un recuerdo nostálgico de todas aquellas amistades que se quedaron atrás, es la afirmación de que nadie nunca tendrá amigos como aquellos que tuvo en su infancia.
A Monster Calls nos lleva a conocer a un niño que debe lidiar con la enfermedad terminal de su madre, un padre ausente y dificultades con sus compañeros de clase, todos sienten lástima por él, no saben cómo acercársele, sus acciones no trascienden, es como si fuera invisible. Bayona dirige con maestría a sus actores y exprime cada sentimiento al máximo para que cuando el ansiado clímax llegue todos estemos preparados para experimentar el poderío emocional que se comenzó a construir desde el minuto uno. La cinta explora en nuestros adentros y nos obliga a confrontar nuestros más profundos miedos para poder seguir adelante. Es un ejercicio que nos enfrenta a lo que no queremos ver, uno que nos rompe en mil pedazos.
El listón blanco en una pequeña aldea alemana sucesos extraños empiezan años antes de la primera guerra mundial, pero nadie sabe quién es responsable de dichos actos. Haneke hace gala de todos sus talentos para relatar la historia de todos los habitantes, pero particularmente de los niños del poblado, parece ser que ellos son los que sufren las consecuencias del proceder de aquellos encargados de los más jóvenes. La ideología y la represión a la que son sometidos los infantes será sin duda determinante en la identidad de todos aquellos que crecieron rodeados de carencias, miedos y males.
En su camino a la escuela Pascal se encuentra con un globo rojo que comenzará a seguirlo a todos lados ya que parece tener mente propia. Le Ballon Rouge es un mediometraje mágico, cada nota de la banda sonora te lleva por los senderos de la inocencia y la ingenuidad, en el sentido más puro y bello de la palabra, es un viaje sinigual que te hace ser niño una vez más por media hora con toda la alegría y tristezas que eso conlleva. Lo que hace Albert Lamorisse rompe cualquier esquema y llega directamente a lo más profundos de nuestros adentros dejándonos una sensación sin precedentes.
Hushpuppy es una niña de 6 años que vive en una comunidad bayou con su padre, a medida que el papá de la pequeña va enfermando las aguas que rodean a The Bathtub comienzan a subir. El relato es intenso y singular, Zeitlin tiene todos los elementos para construir un drama lastimero, pero logra todo lo contrario, la historia de Hushpuppy es de amor y coraje, una que demanda valentía, una que nos lleva a un mundo alternativo en el que la imaginación y la realidad convergen en un oda sobre la niñez espectacular que le habla directo al corazón.
La historia de Calabacín tras la muerte de su madre es agridulce, Claude Barras nos presenta un grupo de niños que han sido abandonados (por diferentes razones) en un orfanatorio, pero los pequeños ven el lado bueno de las cosas y logran convertirse en entrañables amigos. Ma vie de Courgette despierta emociones electrizantes, es una cinta empática con sus protagonistas, más que un drama trágico es una reflexión sobre la inocencia y la amistad. Es un relato que busca recordarnos la belleza de las cosas simples y que hacen de la vida un viaje maravilloso.
La épica aventura de Kubo es un viaje introspectivo que nos lleva a los adentros de la infancia y la familia, además de ser una de las mejores cintas animadas del nuevo milenio, la película de Travis Knight es íntima y poderosa. La pérdida y el poder de las memorias son el tema central del filme y son abordados de manera sencilla para que un niño los pueda comprender. Nos habla directamente a todos los que hemos perdido a alguien y es un retrato del proceso de duelo que es desgastante, abrumador y confuso. Con empatía y suavidad nos recuerda que las memorias son lo más preciado y poderoso que existe y que a través de éstas nuestro viaje continuará eternamente.
Quién mejor que Richard Linklater para contar una historia personal y atemporal sobre el crecimiento de un niño y el poder del pasar de los días. Boyhood se centra en el crecimiento de Mason (de niño a adolescente) vemos su entorno, su familia, sus amigos, conocemos sus intereses, alegrías, tristezas y problemas más intensos, básicamente Linklater nos hace parte de la vida y la niñez de su personaje. El director logra captar la esencia de las etapas de madurez, cautiva con la inocencia que muestra en la niñez y muestra con fuegos artificiales el impacto que nuestro contexto tiene en la creación de nuestra propia identidad. Boyhood no es una serie de eventos, son los momentos de una vida.
