“Who cares?! RUN!!.”
Si hace unos años me hubieran dicho que la segunda parte de Annabelle podría causar una impresión positiva la risa sería la primera reacción que vendría, sin embargo y para sorpresa del mundo la secuela de la precuela/spin off de la muñeca diabólica deja un buen sabor de boca sin ser sorprendente.
Annabelle: Creation nos lleva a conocer el origen de la muñeca Annabelle que causó furor en su primera aparición en The Conjuring y posteriormente dio pena en su primera cinta en solitario. La primera secuencia está dedicada a observar como Samuel (Anthony LaPaglia) construye la primera (y última) edición de la aterradora figura que ha sido objeto de pesadillas de muchos y déjenme decirles que luce igual de horrible nueva que en su versión maltratada por los años, como la conocimos inicialmente.
Tras un fatal accidente que involucra a la hija de Samuel y sí, dejaré que ustedes adivinen el nombre de la pequeña, el fabricante de muñecas y su esposa Esther (Miranda Otto) se recluyen por 12 años en su hogar (muy alejado del pueblo) hasta que deciden albergar a un grupo de niñas huérfanas y a la monja, la hermana Charlotte (Stephanie Sigman), que las cuida. La llegada de nuevos integrantes a la casa hará que una presencia surja de nuevo y vaya tras las pobres almas en desgracia que han llegado.
David F. Sandberg nos sorprendió el año pasado con su gran ópera prima Lights Out y trae todo su talento a colación en Annbelle: Creation. El director se ha ganado la confianza de James Wan y el producto que entrega no decepciona, es sin duda una inclusión digna del universo de The Conjuring, sin llegar a los niveles obtenidos por su genial creador.
Tras el éxito que trajo la segunda entrega de Ouija, dirigida por una figura del cine indie de terror, parece que las productoras dieron en el clavo para arreglar un poco las “primeras partes” de sus cintas; todo se resuelve con una precuela que haga aterrador de nuevo a su personaje, la forma de hacerlo es simple: darle a un nuevo director con ideas innovadoras y talento un poco de presupuesto adicional y seguro arreglaran el problema.
La mano de Sandberg se nota en toda la película, desde la elección de la paleta de colores hasta algunas elegantes tomas que sin duda captan la atención del ojo más experimentado, basta con ver el plano secuencia con el que se nos introduce a todos los elementos y cuartos de la pequeña mansión de los Mullin para darnos cuenta de que el filme no fue echo al aventón
De igual forma, existen algunas secuencias que eluden el susto fácil y construyen de una manera dinámica y entretenida la tensión, utilizan elementos comunes, el misterio se oculta detrás de una manta que nos obliga a querer ver a lo que se oculta tras de ella, pero al mismo tiempo nos produce demasiado miedo retirarla por nuestra propia cuenta. Sandberg rinde tributo a grandes cintas del género y también al mismísimo Wan, pero dichas inserciones no se sienten como viles plagios, sino como referencias bien llevadas a cabo.
No todo es perfecto y evidentemente nos enfrentamos a una película clásica de estudio que busca complacer a las grandes masas y que puede gustar más que el susto fácil. Annabelle: Creation se encuentra plagada de jump scares que realmente logran su cometido. El director teje sus trampas desde el comienzo y es evidente que todos las vemos venir a kilómetros de distancia, pero aun así es imposible no caer en ellas.
El gran número de personajes que se ocupan para una premisa tan simple (pero efectiva) es un distractor, puede que se confundan los nombres, puede que algunas niñas que vemos en pantalla simplemente tengan una línea y ninguna razón de estar allí. Sin embargo, el fuerte de la cinta descansa en las pequeñas protagonistas cuya relación melosa y actitud realista las hace destacar hasta con los trucos baratos que las rodean en algunas secuencias, pero todos sabemos que la verdadera estrella es la muñeca que da nombre a la película y que con su mera presencia, sin posibilidad de moverse, logra alterarnos.
Un juego de escondidas y muñecas que no paran de observarte son la esencia del origen de uno de los capítulos más obscuros de los Warren y del universo cinematográfico que se filma alrededor de ellos, Annabelle: Creation supera las expectativas (que evidentemente no eran tan altas), deja el campo abierto para futuras inclusiones AKA la monja y provee aire fresco a la que sin duda es la franquicia de terror más exitosa de la actualidad.