“People said the Age of Heroes would never come again.”
Tras el éxito obtenido por Wonder Woman todo parecía indicar que DC iba por buen camino para realizar su apuesta más ambiciosa hasta el momento, ensamblar un equipo con todas sus cartas fuertes y hacer la competencia a los Avengers con Justice League.
Zack Snyder, encargado de colocar varios clavos en el ataúd del universo DC, es también el director de este ensamble con las figuras más icónicas del mundo de los superhéroes, su visión se ha encargado de dar forma o mal formar una serie de cintas que no podían sino augurar un catastrófico cierre cuando sus fuerzas se encontraran.
Justice League nos sitúa justamente en el aftermath de Batman V Superman, tras la muerte del hombre de acero el mundo ha quedado desprotegido y las amenazas no dudan en notar la debilidad que ha quedado expuesta y se encuentran dispuestas a atacar, pero no contaban con que Bruce Wayne (Ben Affleck) y Diana Prince (Gal Gadot) buscarían a un grupo de gente excepcional para defender la Tierra.
Steppenwolf es el nuevo villano que los héroes deben de enfrentar y no logra consolidarse como una amenaza real ante nuestros ojos, pero realmente nunca se hace latente, su presencia nunca pone en peligro a los héroes, no es desarrollado en ningún momento del filme por lo que jamás nos importan sus intenciones (si es que las tiene).
Los integrantes de Justice League intentan formar un equipo, pero es imposible que nosotros creamos eso, el querer apresurar todo para que la liga de la justicia fuera la competencia directa de los vengadores fue el principal error, pues no nos brindaron el tiempo de conocer a cada miembro y de sentir apego por ellos, su inclusión es tan forzosa e inorgánica como las situaciones que orillaron a cada uno de ellos a formar parte del equipo.
Joss Whedon se encuentra presente en el guión y la dirección, junto con Snyder no es capaz de brindar una visión única al proyecto que se cayó mucho antes de haber comenzado a filmarse. El estilo característico de ambos directores se vislumbra por momentos, pero nunca de una manera dominante, se nota claramente la falta de compromiso con el concepto o la existencia de uno.
Ben Affleck demuestra que no fue un buen Batman hace unos años y que sigue sin serlo, al tenerlo más tiempo al frente de la pantalla se hace evidente que el traje le quedó más grande de lo que creíamos. Jason Momoa entrega un sólido Aquaman, que es relegado siempre al segundo plano y cuyas bromas no logran generar risa (exceptuando un pequeño monólogo), de igual forma Ezra Miller intenta ser el alivio cómico del equipo con su Flash, pero su personaje es por demás el más forzado, el actor tiene muy poco material para trabajar y tampoco logra ocuparlo de la mejor forma. Ray Fisher también aparece dando vida a Cyborg, pero es algo que pasa totalmente desapercibido con una interpretación plana.
Una vez más DC cuenta con que las chicas lleguen para salvarlo y es que Gal Gadot vuelve a ser lo mejor de la película, sin embargo, no pueden depender de un personaje cada vez que se haga una película y menos una con tantos íconos como Justice League.
Uno de los elementos menos cuidados de la cinta son los efectos visuales. El trabajo realizado es bastante pobre, las secuencias con pantalla verde lucen casi tan falsas como el bebé de Breaking Dawn part 2 y no podemos decir nada que justifique la pésima forma en que removieron el bigote de Henrry Cavill de varias escenas. Es inconcebible que teniendo un presupuesto tan elevado los efectos especiales y las escenas de acción sean de la peor parte del filme.
Justice League logra ser un relato redondo (pero predecible) realizado con premura y sin muchas ganas, si los tiempos de los héroes han vuelto es necesario que alguien nos lo diga porque esta cinta dista mucho de esa afirmación.