“You look so…so married!”
Tras varios años de celebrar en febrero el amor bondage con 50 Shades of Grey al fin llegamos a la épica conclusión de la historia de amor y sexo perverso entre el multimillonario, claramente traumado, pero igualmente atractivo y dominante Christian Grey (Jamie Dornan) y la socialmente torpe, poco valorada y sumisa por convicción Anastasia Steele (Dakota Johnson).
Fifty Shades Freed comienza con el aftermath de su predecesora, pero no se preocupen si no recuerdan que había ocurrido antes, pues no tiene relevancia alguna, lo importante es que Christian y Ana se van a casar, obviamente hay algún loco que intenta obtener venganza o secuestrar a los protagonistas, pero es parte de la cotidianeidad de los personajes, si a ellos no les importa menos a nosotros.
Con peculiar cinismo, James Foley dirige una cinta que no tiene ni pies ni cabeza, aquellos con trastorno obsesivo compulsivo pasarán un mal rato mientras intentan dar sentido a las imágenes que desfilan en la pantalla, pero se darán por vencidos (como yo) en algún punto y se subirán al tren del mame de 2018.
La boda, la luna de miel y el regreso a la cotidianeidad de la pareja multimillonaria con gustos sexuales acalorados es de lo que trata Fifty Shades Freed, finalmente Ana logró domar al león y someterlo a la rutina de una relación vainilla, que ciertamente parece sentarles bastante bien a los dos. Pero no todo es maravilloso en el edén de los todopoderosos pues, ¿qué viene cuando las personas tienen sexo? Y como dice la señorita Steele “ellos tienen mucho de eso” (algo que claramente no alcanzó el corte final, pues no lo vemos en pantalla). Un nuevo Grey esta por llegar, pero parece que ninguno de los dos esta listo para su arribo.
Anastasia se enfrenta a su marido, pues al descubrir la gran noticia el señor Grey no lo tomó muy bien y huyó de casa, con gran tristeza Ana descubre que su mayor consuelo le da tanto miedo y que se mueve y crece adentro de su cuerpo, Fifty Shades Freed toma entonces un aire telenovelesco que agrega un toque cómico a la caída en picada que observamos.
Uno como espectador ya no sabe que pasa, pero poco le importa, es una serie de eventos desafortunados que genera la risa más lastimera gracias a la mejor selección de frases de la trilogía que aparecen siempre en los momentos más oportunos. Y es que las escenas que vemos en pantalla tuvieron que haber sido creadas con un fin cómico, me rehúso a creer que el momento Edward Cullen de Christian (en el que canta Maybe I´m amazed) tenga otra finalidad.
Irónicamente esta es la cinta en la que los protagonistas se ven más cómodos con sus personajes, particularmente Dakota Johnson, tal vez es porque están sumamente felices por no tener que volver a saber de ellos o puede que sea solamente la resignación, lo cierto es que Johnson destaca por primera vez en la trilogía (partiendo de los estándares que sentó 50 sombras) y le compras que está feliz, Dornan por su parte tiene sus mejores (y tal vez únicos) cinco minutos cuando Grey llega ebrio a su casa…joya de la comedia involuntaria.
La música que fue parte fundamental de la trilogía vuelve a tomar el centro del escenario y convierte a Fifty Shades Freed en un videoclip de casi dos horas que culmina con un flashback emotivo de la relación entre Christian y Ana al final de la cinta a manera de síntesis al ritmo de Ellie Goulding y el himno de 50 sombras Love me like you do en el que se hace evidente la falta de contenido de las tres cintas y nuestra reacción es la misma que la de la protagonista, una risa comprometedora al descubrir en qué hemos invertido nuestro tiempo.