“Remembering everything doesn’t mean you know everything.”
Tras estar ausente varios años Jason Bourne (Matt Damon) vuelve a la pantalla grande de la mano del director Paul Greengrass. JB se encuentra en el anonimato y literalmente peleando por su vida hasta que Nicky Parsons (Julia Stiles) decide que es buen momento de hacerla de Snowden y entrega al protagonista valiosa información sobre su pasado. Este suceso provocará que Bourne vuelva a la acción y que la CIA comience a correr como pollos sin cabeza para encontrarlo.
La primera secuencia de acción que atestiguamos en Jason Bourne nos recuerda las razones que hicieron emocionante al proyecto desde que fue anunciado. A medida que la resolución de la primera gran persecución llega a su fin la película tomará un ritmo mecánico y predecible que hará que el espectador se remueva en su asiento durante las pesadas dos horas que quedan por delante.
Con cortes trepidantes y con un estilo de cámara temblorosa nos movemos rápidamente con Bourne en su búsqueda implacable por desenterrar a viejos fantasmas del pasado y ajustar cuentas con las personas que le robaron su futuro. Como buena película de acción contemporánea Jason Bourne mostrará elementos explosivos que no siempre son coherentes y tampoco importa mucho realmente, siempre y cuando incrementen nuestro nivel de adrenalina. Un coche volando para impactar a otro ¡PUM! O la entrada al edificio era de vidrio para que el auto pudiera pasar, entre muchos otros sucesos hacen que la trama, si es que hay alguna, sea un relleno para secuencias de acción que no logran conectar.
Matt Damon tiene por mucho 30 líneas en toda la cinta y en definitiva no logra que su personaje nos importe tanto pues parece que a el mismo le da igual. Tommy Lee Jones y Vincent Cassel aparecen en algún momento pero su presencia es tan gris que nos hace preguntarnos si verdaderamente son ellos los que se encuentran en pantalla.
Alicia Vikander es sin duda la más desaprovechada de todos y el mayor problema es que su personaje parece incompleto, es un mero boceto que fue insertado en la cinta sin el más mínimo cuidado, afortunadamente Vikander es una actriz muy talentosa y logra rescatar algunas secuencias.
Con The Bourne Ultimatum, Greengrass había logrado colocarse en un lugar privilegiado del cine de acción, había sido un cierre perfecto para una saga que no hizo más que ir creciendo hasta llegar a un clímax espectacular y es a partir de ese punto que Jason Bourne tenía que haber retomado la historia.
La esencia de la saga se encuentra presente en la cinta, eso es innegable, pero es necesario estar buscando esos destellos que se pierden en los borrosos y agitados movimientos que marcan el paso que sigue Jason Bourne. Muy lejos quedó el gran sabor de boca que nos dio The Bourne Ultimatum, ese hubiera el cierre perfecto, el cierre con el que me quedo.