“Beauty isn’t everything. It’s the only thing.”
Los colores parpadean en la pantalla mientras la música comienza a subir de volumen ambos se mezclan para absorbernos en un intenso viaje, el nombre del conductor se anuncia con sus iniciales NWR y es en ese instante que la resistencia sede y los sentidos se liberan para conocer al demonio neón que nos espera en la siguiente parada.
Jesse (Elle Fanning) se encuentra tumbada en un sofá con un brillante vestido azul, de su cuello sale sangre, su rostro inerte, pero maquillado a la perfección y adornado con piedras brillantes, nos observa con una mirada penetrante como la del hombre (Karl Glusman) que se mueve sigilosamente a su alrededor mientras le saca fotografías. Tras la secuencia introductoria Jesse se limpia el maquillaje del rostro y el cuello pero otra mirada se clava en su espalda, en esta ocasión se trata de la maquillista Ruby (Jena Malone) quien con intriga y deseo comienza a retirar la pintura roja de la joven mientras la invita a una fiesta. Modelo y maquillista, de belleza extravagante, se volverán confidentes pero no caigamos en equivocaciones cada una tiene una agenda diferente en el mundo del modelaje que se nos presenta en la ciudad de Los Ángeles que se viste al más puro estilo noir para darnos la bienvenida.
Nicolas Winding Refn presenta The Neon Demon una cinta que se adentra en el despiadado mundo de la moda y la belleza, como era de esperarse el director no toma concesiones y nos entrega un viaje tan crudo como hipnótico. Los encuadres que Refn ofrece le hacen justicia a su característico estilo y juegan con nuestras mentes provocando que no podamos despegar los ojos ni un segundo de las cautivadoras y por momentos perturbadoras imágenes.
La historia enfrentará a la protagonista con otras dos mujeres, Gigi (Bella Heathcote) y Sarah (Abbey Lee), cuyos atributos deslumbran, su actitud y gestos son mecánicos, no parecen en absoluto seres humanos y sus palabras y acciones no demuestran lo contrario, en sus propias palabras son mujeres biónicas que cambian cada vez que algo de su cuerpo no les gusta ya que para eso existe la cirugía y no hay nadie en el mundo (de acuerdo a ellas) que tenga una belleza natural.
Jesse tiene una actitud tranquila, su interacción con las otras modelos siempre es en voz baja, todo comienza a cambiar poco a poco cuando se da cuenta el poder que tiene su hermosura, es un diamante natural en un mundo de cristales y todos la voltean a ver, para bien o para mal. La envidia comienza a circular en el medio pues la chica nueva tiene algo que las demás no y no logran comprender las diferencias que las separan.
En un mundo en el que la belleza es la moneda ser opacada por alguien más es algo que no se puede permitir. La belleza artificial es la máscara que maquilla sus rostros, lo que vemos no es un mundo al que nos gustaría pertenecer, uno en el que el peligro se encuentra a la orden del día.
La atmosfera creada por el equipo de Refn es envolvente, los colores neón brillan a cada cuadro y juegan con los extravagantes y deslumbrantes vestuarios de los personajes, cada fotograma se encuentra detallado y estilizado para generar un conjunto de imágenes capaces de hacer estallar los ojos.
Elle Fanning interpreta con aplomo todas las facetas de la peligrosa protagonista, su ingenuidad e inocencia se reflejan en su rostro con cada acercamiento que Nicolas hace. Jena Malone sorprende con un misterioso personaje y una interpretación fuera de serie, nos deja helados con su mirada.
Todo el elenco se encuentra a la altura del reto al que se enfrentan, algunos con papeles secundarios y otros con simples, pero poderosos, cameos como el caso de Christina Hendricks que con una sola secuencia nos impacta por la forma tan fría y calculada en que se dirige. Karl Glusman tiene un papel más dulce, su personaje no pertenece al mundo de The Neon Demon pero comprende lo que ahí sucede, para él la belleza no es un arma y mucho menos un valor de cambio, no es algo exterior por lo que la ciudad y el medio lo dejan fuera pues no comparte la forma en que todo se maneja.
La electrizante banda sonora de Cliff Martínez nos acompaña todo el tiempo y es verdaderamente un deleite auditivo. Por momentos moderna y eléctrica y en otros brillante y de cuento de hadas, con sonidos de ensueño que alteran los sentidos y erizan la piel, es sin duda uno de los mejores trabajos del compositor.
La lucha de lo natural contra lo artificial se convertirá en el centro de un creciente narcisismo que amenaza con acabar con la vida de todo aquello que ose presumir y asumir su belleza por encima de la de los demás. La Luna observa las acciones de los habitantes y nadie se escapa de su ojo acusador, hasta el alma más pura puede ser corrompida y su caída es sin duda la más dolorosa.
The Neon Demon estremece y altera, nos seduce y atrapa en sus garras. Winding Refn hace gala de toda la elegancia del mundo para mostrar situaciones grotescas que impactan, la estética y la estilizada puesta en escena asombran, nadie se levantará de sus asientos cuando el explosivo tercer acto concluya pues lo que presenciamos no fue una película fue toda una experiencia.