“How are you gonna be a revolutionary if you’re such a traditionalist? You hold onto the past, but jazz is about the future.”
La música es parte de nuestras vidas, hay canciones melodías que marcan épocas y etapas de cada persona. En el cine la combinación perfecta entre soundtrack e imágenes puede elevar la emoción producida por una escena, a través de las notas afloran con mayor naturalidad los sentimientos y crean momento únicos y espectaculares.
Combinar una secuencia de un filme con una canción es todo un arte, no todos los directores logran insertar de manera natural un elemento previamente creado a su historia, realizar dicha mezcla es arriesgado pues también puede resultar un completo desastre, si bien la música forma parte de nosotros, no pensamos ni vivimos como en los musicales de Hollywood, por lo mismo el sentido de realidad y naturalidad se puede perder con facilidad.
Ya sea creando canciones que acompañen a una historia o seleccionando una banda sonora que refleje el sentir de los personajes, las secuencias musicales bien logradas siempre despiertan sensaciones intensas que cambian radicalmente la forma en que percibimos una cinta. Ahora que el 2016 está por terminar seleccionamos 10 de las mejores secuencias musicales en cintas estrenadas este año (evidentemente habrá spoilers, así que tomen precauciones).
El primer avance que tuvimos de La La Land fue todo lo que esperábamos, la canción original City of Stars nos guiaba delicadamente a través de las escenas. Ya en la cinta Damien Chazelle nos deleita con dos interpretaciones distintas de la canción, cuya melodía se vuele el tema recurrente del filme, la voz de Gosling, suave y rasposa, es la encargada de sumergirnos en la atmósfera de La La Land, una en la que nos gustaría perdernos por siempre. City of Stars es una canción que no te abandona aún después de haber salido de la sala; en ambas secuencias en las que suena es inevitable sonreír por la naturalidad con la que se mezcla con la esencia de lo que vemos.
Todos, absolutamente todos, estamos familiarizados con el tema original del clásico animado de Disney, motivo por el cual esperábamos dudosos que la versión live action de The Jungle Book lo insertara en algún punto de la cinta y ese momento llegó y fue increíblemente disfrutable. Bill Murray toma gran parte del crédito en la canción, el doblaje realizado es fenomenal, y la escena funciona gracias a la naturalidad con la que el pequeño Neel Sethi se integra a un mundo, totalmente ficticio para él, y verdaderamente goza y abraza la filosofía que le canta un Baloo.
Xavier Dolan se ha caracterizado por mezclar himnos de la cultura popular en sus película de una manera magistral y Juste la fin du Monde no fue la excepción. Cuando Blink 182 comienza a sonar con I miss you en el incómodo, pero de alguna forma adorable, momento en el que dos hermanos que casi no se conocen se reencuentran e intentan conectar con el otro sabemos exactamente lo que los personajes sienten, Dolan nos lleva justo a dónde nos quiere tener y es gracias a la canción logra elevar las sensaciones que su cine produce.
En la misma cinta nos enfrentamos a una de las secuencias de baile más divertidas del año, madre e hija bailan al ritmo de la molesta canción Numa Numa, ya saben la del maiahi, la melodía es la responsable de brindarnos uno de los momentos más alegres en una cinta asfixiante, Dolan ocupa una vez más la música como eje conductor de emociones y como forma de comunicar un estado de ánimo que compartimos junto a sus personajes.
Antes de comenzar es necesario aclarar que todo el soundtrack de A bigger splash es simplemente maravilloso. La forma en que la selección musical se conjuga con la historia de los cuatro protagonistas es sutil y elegante, el ritmo de rock siempre se encuentra presente en las escenas que transcurren. The Rolling Stones son sin duda la banda que mejor se mezcla con la narrativa, primero con Moon is up el personaje de Ralph Fiennes cuenta una historia sobre la producción de la canción antes de colocar el disco en el tornamesa y volverse loco bailando, lleva la música por dentro y la vive con cada acorde. La segunda, también de los Stones, Emotional Rescue también suena en una de las secuencias de Fiennes y su personaje es sin duda el que más rescate necesita de todos ellos, su euforia es solamente una coraza que lo oculta del mundo en el que vive.
Para cuando la sensacional secuencia de A lovely night llega nosotros ya estamos enamorados de La La Land, la canción es alegre y colorida, Seb y Mia se niegan a caer en las garras del amor, pero ya están más que locos por el otro. La secuencia cuenta con una coreografía hermosa y envidiable, Gosling se mueve con gracia mientras canta enfurruñado porque en el fondo sabe lo que siente, por su parte Stone nos encanta con cada movimiento y con un vestido amarillo que porta con clase y estilo, una de las prendas más icónicas del cine en 2016. A lovely night nos da lo que promete con el título, una velada encantadora que deseamos no acabe nunca.
Todos estamos de acuerdo en que el soundtrack que Andrea Arnold ocupa en American Honey fue uno elegido con toda cautela para lograr que funcione de la manera que lo hace. We found love de Rihanna suena un par de veces y en ambas el resultado es fuera de este mundo. Durante una de las primeras secuencias de la cinta Star y Jake cruzan miradas al ritmo de la música, no hay palabras, las miradas son poderosas pero el éxito de Rihanna anticipa lo que sucederá, ambos han encontrado el amor en un lugar sin esperanza.
Cuando la canción American Honey de Lady Antebellum suena sabemos que el momento será mágico. Toda la tropa de jóvenes ignorados por el mundo regresan en una camioneta del trabajo y comienzan a cantarla al unísono, la vibra que generan es única, no importa de dónde vengan o qué música disfruten, todos conocen la canción y viven cada palabra, llevan la letra tatuada en la piel y ese lazo que comparten será recordado por siempre. American Honey hace por la película de Arnold lo que Tiny Dancer hizo por Almost Famous.
Captain Fantastic es una cinta mágica y cuando llegamos al momento climático de la misma nos sorprende con una bella secuencia musical que cierra el ciclo de una manera hermosa. Ben y todos sus hijos cantan la canción favorita de su madre mientras la creman en una ceremonia llena de baile y alegría, una verdadera celebración de vida. La versión que tocan y cantan del clásico de rock Sweet Child O’ Mine es íntima y verdaderamente evoca sentimientos poderosos y hacen realidad los versos que recitan: Now and then when I see her face, she takes me away to that special place and if I’d stare too long I’d probably break down and cry.
El fenomenal grupo Sing Street es el encargado de interpretar varias de las canciones más memorables del 2016 y John Carney se encarga de hacer cada secuencia musical un viaje memorable de la vida adolescente. La canción Up, además de ser endiabladamente buena, nos muestra al grupo en el proceso de creación de una melodía, desde los acordes y las letras hasta la inserción de los instrumentos. A medida que la canción avanza los integrantes del grupo se suman a la escena con sus habilidades, el montaje de esos dos minutos es sensacional.
La secuencia que verdaderamente se lleva las palmas es la de Drive it like you stole it, como dijimos en nuestra crítica, la canción logra capturar la esencia de la cinta y la forma en que se desarrolla es pura genialidad. Es como ver un videoclip en tu cabeza con una canción que adoras.
El consenso es universal: Toni Erdmann es una joya que debería ser declarada patrimonio audiovisual de la humanidad en este mismo momento. Ya entrados en la parte final de la película Ines se ve forzada a cantar The greatest love of all de Whitney Houston ante un grupo de desconocidos y el momento es épico. Sandra Hüller interpreta de manera magistral las emociones salen de la pantalla y te capturan, Maren Ade no puedo elegir mejor canción para hacernos vibrar y lograr hacernos comprender, solamente con la melodía y la actuación de Hüller el gran vínculo que hay entre padre e hija, nos mete de lleno en la relación de los protagonistas y nos hace vivirla junto con ellos.
Se trata del momento cumbre de La La Land, el fondo es negro, no hay más indumentaria ni producción, solamente Emma Stone contra el mundo con una canción. Cuando Audition comienza a sonar Stone nos transporta a otro mundo, uno en el que nos gustaría estar por siempre, su voz es la guía su rostro expresa cada palabra que dice, la felicidad y la determinación son latentes en sus ojos. La La Land es una oda para todos los que sueñan y Audition es el himno que nos regalan, el momento es poderoso y mágico, uno que durará en nuestras mentes para toda la eternidad.