“Primero pensarás que estás alucinando, lo que se encuentra en la cabaña es la parte más primitiva del hombre.”
Muchas veces nos olvidamos que el ser humano es un animal, pero nuestra naturaleza se encarga siempre de recordarnos nuestros orígenes a través de pulsiones e instintos que despiertan los deseos más primitivos que habitan nuestro cuerpo y que son tan intensos que pueden llegar a sacar lo peor de nosotros con tal de ser saciados.
La nueva cinta del gran director mexicano Amat Escalante, La Región Salvaje, supone un nuevo mundo para su filmografía, se trata de una transición intensa pero sin perder su esencia. La cinta nos lleva a un poblado mexicano en el que una extraña criatura ha tomado como residencia una cabaña en el bosque y es cuidada por dos personas de edad avanzada, el misterio de su existencia es un secreto, nadie sabe cómo llegar ahí, pero cuando lo hacen nadie quiere abandonar la región salvaje.
El misterio crece a medida que nos adentramos más en el bosque, en la cabaña y en su peculiar habitante, sin embargo Escalante no da específicos sobre el más grande secreto que oculta su película, prefiere explorar las reacciones, las sensaciones que tienen todos los que se involucran con ello. El director ofrece un trabajo que sobrepasa la pantalla con cada cuadro, es tan íntimo como el espectador lo permite, la experiencia de cada individuo será totalmente distinta pues el talentoso mexicano realiza una propuesta que altera todos los sentidos.
La región salvaje se adentra en temáticas sociales y las explora con creces, con el talento característico y único que ha destacado la corta filmografía de una de las voces más influyentes del cine latinoamericano de la última década. Si bien la cinta ofrece una radiografía de la sociedad mexicana en sus distintos estratos y con sus diversas problemáticas, también brinda un retrato único de la condición humana en general de una manera brillante.
Escalante muestra imágenes brutales y no se detiene, todo lo que vemos es alucinante e intenso, su discurso transgrede y es por eso que funciona de la manera en que lo hace; en La Región Salvaje la típica figura de macho mexicano e inclusive de la mujer abnegada se descomponen ante nosotros con todos los prejuicios y malas mañas que las caracterizan, el director las desnuda, las hiere y la deja sangrando abandonadas en un río para ser encontrada por un grupo expectante hambriento por la nota roja.
La sexualidad y el deseo se vuelven protagonistas en un filme que explora de manera intensa y visceral los deseos más primitivos de la humanidad, aquellos que callamos por temor a ser juzgados porque la cultura así nos lo enseñó. En una conversación uno de los personajes es cuestionado por su gusto por el sexo y tímidamente responde que a todo el mundo le gusta, pero sus palabras encierran una fuerte incomodidad pues habla de un tabú. Todas las falsas ideas y todo lo prohibido se olvida una vez que los protagonistas nos adentran en el bosque, una vez que todos aceptamos con naturalidad nuestra animalidad.
La película tiene la habilidad de llevarnos al lugar en el que nos quiere tener, nos hace emocionarnos, vibrar y temblar junto con sus personajes, muchas preguntas quedarán sin respuesta, habrá muchas secuencias que alteren a la audiencia, pero eso solamente logra hacer que todos se fascinen más con lo que se desarrolla lentamente ante nosotros.
El triunfo de La región salvajerecae en el viaje por el que nos lleva, una experiencia sensorial alucinante que despierta emociones y altera a todo el que la ve, se trata de una obra que te agarra y te devora de una manera simplemente deliciosa.