«Can’t Stop The Feeling.»
Dreamworks nos ha preparado un bizarro viaje, uno lleno de colores y emociones positivas, con seres pequeños de cabello puntiagudo que adoran cantar. Prepárense para una hora y media de canciones, glitter y empalago pues Trolls ha llegado para invadir una gran cantidad de salas de cine.
En un mundo fantástico existen dos tipos de criaturas, una son los Trolls pequeños seres felices que bailan, cantan y se abrazan cada media hora, son adorables si eres una persona de 4 años y me estoy arriesgando. La otra criatura son los bergens, una especie de ogros infelices que buscan desesperadamente comer trolls para ser felices, porque aparentemente es la única forma de obtener un poco de esa magia denominada alegría.
Los trolls logran escapar de los bergens dejándolos solos y devastados. Han logrado escapar de sus opresores y llevan 20 años viviendo tranquilos hasta que la princesa Poppy, el troll más engorrosamente feliz y positivo, decide lanzar la fiesta más espectacular con mucho ruido y aún más luces y colores, evidentemente ese será el momento en que sus enemigos naturales los encuentren.
Nuestra heroína deberá emprender un peligroso viaje, pero por fortuna no irá sola, tendrá la compañía del amargado troll Branch, juntos emprenderán el tortuoso camino para rescatar a sus amigos y nosotros vamos con ellos.
Mike Mitchell el responsable de regalarnos joyas como Shrek Forever After o Deuce Bigalow: Male Gigolo dirige Trolls. La animación empleada en la cinta no se puede siquiera comparar con la utilizada por sus estudios rivales, verdaderamente se vio poco interés en mostrar un producto de calidad técnica, exceptuando el inicio de animación en 2D que es rescatable.
Desafortunadamente la historia corre con la misma suerte, no hay emoción y cada movimiento que los personajes hacen es predecible. Nos han timado. El relato toma prestados elementos de cuentos clásicos para incorporarlos, fallidamente, a su narrativa, dando como resultado una narrativa poco original y aburrida.
La gran mayoría de las bromas que hay en Trolls no logran aterrizar de manera adecuada, en gran parte son gases con glitter y popocupcakes que salen de los pequeños muñecos que toleramos, sin embargo hay un par gags que logran su cometido y sacan una risa tímida de los espectadores.
El viaje en LSD que nos ofrecen los alucinantes escenarios termina empalagando, al igual que muchos de los personajes que necesitamos olvidar apenas termina la última canción de la cinta.
En la parte musical podremos encontrar canciones de Bonnie Tyler, Gorillaz y Cyndi Lauper adaptadas a la historia por supuesto y como cualquier persona pudo haber anticipado el gran y más reciente hit de Justin Timberlake Can´t stop the feeling! marca la parte cumbre de la canción y encierra gran parte de las emociones que intentaba capturar Trolls.
La película bien pudo ser un comercial gigante sobre aquellas figuras que todos recordamos y en los que la historia se ha basado, también puede ser que los productores decidieron poner la historia como pretexto para lanzar números musicales arbitrarios y lucrar con cada una de las canciones;¿ la intención fue puramente mercadológica? Posiblemente, pero jamás lo sabremos con certeza.