“If you must blink, do it now. Pay careful attention to everything you see, no matter how unusual it may seem. If you look away, even for an instant, then our hero will surely perish.”
La advertencia de no parpadear y prestar atención a todo lo que ocurre abre la película y más vale que todos los presentes hagan caso a las palabras, pues una vez que la épica aventura comienza les aseguro que no se querrán perder ni un solo instante.
Kubo and the Two Strings nos relata la mágica travesía de un niño, Kubo (Art Parkinson, el olvidado Rickon Stark), hijo de un gran samurái y una diosa. El joven ha crecido oculto con su madre en una cueva alejado de todo después de que su padre perdiera la vida enfrentando a su abuelo materno, quien hubiera robado uno de los ojos de Kubo. El joven tiene poderes mágicos, mismos que ocupa para contar una historia con origami que cobra vida mientras toca su shamisen a los habitantes de un pueblo cercano, sin embargo el relato nunca tiene un final, tal vez porque el mismo no conoce el desenlace de lo que cuenta: la historia de su padre.
Kubo no puede estar fuera de la cueva después del anochecer, pues lo haría visible para su abuelo (Ralph Fiennes) y sus maléficas tías (Rooney Mara) que quieren robar el ojo que le queda. Como era de esperarse el pequeño romperá las reglas impuestas por su madre un día y las consecuencias serán fatales. Tras ser encontrado por su malvada familia de espíritus/dioses Kubo deberá emprender la huida y buscar una mítica armadura de samurái que lo proteja contra ellos. No recorrerá el camino sólo, tendrá la ayuda de un chango (Charlize Theron), invocada con la magia de su madre y de un hombre convertido en escarabajo (Matthew McConaughey).
El presidente de la compañía de animación independiente Laika, Travis Knight, tiene su debut como director con esta maravillosa película. Knight ya había sido jefe de animación de las películas realizadas por su productora (Coraline, The Boxtrolls, ParaNorman) y su amplia experiencia se nota, así como también es evidente que ha puesto atención a la forma de trabajo que hace el equipo a su alrededor pues los resultados que obtiene son asombrosos.
Nos enfrentamos a lo que es sin duda uno de los mejores trabajos de animación de los últimos años. Cada detalle se ha cuidado de manera obsesiva para encontrar belleza en cada movimiento de los elementos en pantalla. Kubo triunfa en los pequeños detalles, la forma en que las hojas se mueven y crean pequeñas figuras de origami deslumbrantes o en el cabello del simio que se mueve orgánicamente, eso no quiere decir que la cinta no brille en lo macro, los escenarios son espectaculares en su totalidad, pero hay dos elementos que destacan por su imponente magnitud el primero es la marioneta de stop-motion más grande que se ha creado, un esqueleto que será rival de Kubo y compañía en una de la batallas y el segundo es un barco realizado con hojas de árbol que simplemente roba el aliento.
Si bien la parte técnica de la cinta es impresionante y podría, por si sola, mantener nuestra atención, la historia que nos narran es igualmente poderosa, o tal vez un poco más cautivadora. La narrativa explora elementos obscuros de nuestras vidas pero también se interna en la importancia de la familia, sobre todo la relevancia de los padres y el impacto que tienen al momento de formar a su hijo mientras están con él y después de que se hayan ido.
Kubo and the Two Strings sigue la tradición obscura que ha caracterizado a Laika, muchos de sus villanos son hermosamente espeluznantes. Las tías gemelas serán seguramente objeto de pesadillas de muchos y no solamente por su sombrío aspecto, sino por la impresionante voz de Rooney Mara que resonará en nuestros oídos aún después de haber abandonado la sala. De verdad ¿hay algo que Mara no pueda hacer bien?
Dario Marianelli es el encargado de realizar la banda sonora de la cinta y su trabajo es brutal. La música se conjuga a la perfección con la manera de contar la historia, nos hace más claro el camino del héroe, nos sumerge en la atmósfera oriental que demanda la película y los acordes que suenan, como los de Kubo con su shamisen, solamente brindan alegría a los corazones. Puntos extras por la genial versión de Regina Spektor de While My Guitar Gently Weeps que suena en los créditos finales y acompaña las últimas imágenes de Kubo dando un cierre íntimo a una historia encantadora.
La pérdida y el poder de las memorias son el tema central del filme y son abordados de manera sencilla para que un niño los pueda comprender. Nos habla directamente a todos los que hemos perdido a alguien y es un retrato del proceso de duelo que es desgastante, abrumador y confuso. Con empatía y suavidad nos recuerda que las memorias son lo más preciado y poderoso que existe y que a través de éstas nuestro viaje continuará eternamente.
El final de la historia es solamente el principio de una nueva y ese sentimiento es precisamente el que nos deja Kubo and the Two Strings. Fuimos parte de un viaje asombroso, uno inolvidable que perdurará en nuestra memoria por siempre.