Las luchonas

las-hijas-1

Tú eras igual de joven cuando nació Clara ¿verdad?

En la cultura latinoamericana la figura materna es uno de los pilares de la familia y la sociedad en general. Su incansable labor, amor y devoción por sus hijos les ha brindado el lugar que ocupan hoy en día. Se dice que el trabajo de las madres es poco retribuido y se tiene razón, muchas veces, sobre todo en nuestro entorno, son ellas las que velan en solitario por el bienestar de su descendencia.

Las Hijas de Abril  es el más reciente largometraje del mexicano Michel Franco en el que aborda la compleja dinámica familiar y los vínculos que conectan a una madre con sus dos hijas. Valeria (Ana Valeria Becerril) es una joven de 17 años que se encuentra embarazada, vive con su hermana Clara (Joanna Larequi) y su novio Mateo (Enrique Arrizon) la apoya con la decisión de tener a su bebé, su dinámica parece ser estable a primera vista, viven en una pequeña, pero bella casa en la playa de Puerto Vallarta, un edén que luce demasiado bueno para ser real.

las-hijas-2

Tras enterarse del embarazo de su pequeña Abril (Emma Suárez) llegará a apoyar sus hijas. A primera vista Abril es una madre que, aunque ausente, siente genuina preocupación por el bienestar de las mujeres que ha dejado a su suerte en el paraíso, pero las primeras impresiones suelen ser engañosas. Tras los primeros minutos del metraje y con el nacimiento de Karen veremos el poder del matriarcado y descubriremos que la manzana no cayó tan lejos del árbol.

La austeridad en la narrativa continúa siendo una de las características que definen las cintas de Franco, así como también lo es el intenso drama que se orquesta lentamente ante nuestros ojos, pero a diferencia del resto de sus filmes en Las Hijas de Abril no tenemos solamente a uno o dos protagonistas, sino que seguimos las historias de al menos cuatro individuos distintos, situación que imposibilita a la película concentrarse en el conflicto central y abandonar a su suerte a varios personajes, además de dejar múltiples huecos en el entramado que son imposibles de conectar.

las-hijas-4

A pesar de ser la cinta más accesible del director, el guión sigue siendo el talón de Aquiles que hace que su trabajo tropiece, en este caso los claros tintes melodramáticos clásicos mexicanos componen una historia de dimes y diretes, con los ya acostumbrados giros que Franco realiza en su narrativa, con la que más de uno se quedará enganchado más por el drama que por el contenido.

Las hijas de Abril encuentra su mayor fortaleza en el trabajo del cinefotógrafo Yves Cape cuyo sentido de encuadre y composición de imagen se encargan de llenar los vacíos y silencios que dejan los personajes de la cinta. Las situaciones que nos plantea el director se quedarían totalmente planas sin el maravilloso trabajo de Cape que ofrece contexto y le da un nuevo significado a la frase “una imagen dice más que mil palabras” en cada fotograma.

las-hijas-3

La implacable interpretación de Emma Suárez supone otro punto fuerte para la película, la presencia de la actriz es poderosa y aborda su complejo personaje con aplomo, a medida que el tiempo avanza Suárez muestra su habilidad para mostrar cada textura de una mujer cuyas intenciones, sentimientos y razonamiento parecen ser un verdadero misterio que se desenvuelve según la situación que se presente ante ella.

La juventud, la inexperiencia y la relación madre-hija son pieza fundamental de Las hijas de Abril, mismas que son expuestas de manera visceral de una manera visual, pero se quedan en el camino narrativamente. Michel Franco entrega una cinta que brinda al espectador una perspectiva global del relato, la posición que otorga el director es privilegiada, somos observadores cautivos de un juicio que solamente espera nuestro veredicto.