El director Kani Lapuerta presenta dentro del marco del 19° FICM su cortometraje documental La Fuga. Este nos introduce a un grupo de presos quienes forman parte de un grupo teatral quienes preparan una puesta en escena llamada “Matando al macho que llevamos dentro”.
Tuvimos la oportunidad de platicar con Kani Lapuerta sobre su trabajo; cabe destacar que dentro de la trayectoria del director se ha interesado por plasmar en las imágenes su activismo transfeminsita y se interesa por la representación de las masculinidades dentro de la hegemonía y la forma en que éstas y sus cuerpos la habitan, la desafían o son moldeados por ella.
Lapuerta menciona que fue de sumo interés para él el poder tener la oportunidad de filmar dentro de una cárcel y observar la forma en que las diversas masculinidades operaban en un ambiente que oprime a los varones y los obliga a sobreponer la virilidad ante su propia identidad en muchas ocasiones para poder sobrevivir.
La fuga comienza con los hombres practicando un ejercicio de expresión corporal, en éste resalta el lenguaje que se emplea para referirse al otro, uno en el que las expresiones machistas que feminizan al contrario abundan. Este elemento nos permite comprender las contradicciones de la masculinidad que se derivan de las relaciones homosociales que se exhiben, sobre esto, el director, menciona que los hombres que filma no son del todo conscientes de estas dinámicas ni de la heterosexualidad compulsoria a la que están sometidos y que por esta razón se desarrolla con mayor naturalidad.
Sobre el tema de la naturalidad en el corto es sorprendente la forma en que la cámara de Lapuerta no se siente intrusiva en las dinámicas que exhibe, esto se debe a la cercanía que el director tuvo con ellos ya que el rodaje no logró hacerse dentro de prisión, pero sí con expresidiarios y tuvo la oportunidad de convivir con ellos sin tantas restricciones, lo que permitió generar vínculos estrechos y momentos de complicidad.
Kani Lapuerta construye con las imágenes estas posibilidades de lo masculino y lo femenino dentro de un individuo como una dualidad. Su cámara no juzga y tampoco invita al espectador a hacerlo, sino que muestra la toma de consciencia de la propia masculinidad de estos varones. Al preguntarle al autor sobre su concepción de lo que significa ser un hombre en prisión nos respondió que se trata de una masculinidad que juega como performance y se utiliza como máscara con tal de no aparentar debilidad y no ser blanco u objeto de violencia.
La fuga es un cortometraje que nos plantea un escape que no esperamos, pero que nos deja gratamente sorprendidos. El cortometraje se exhibe como parte de la competencia del 19° FICM.