“To put out a Manifesto you must want ABC to fulminate against 123.”
Parece que nadie puede ponerse de acuerdo en definir ciertos conceptos y en particular, intentar articular qué es el arte logra generar una discusión de horas en los diversos círculos sociales ya sean artistas o no, pues todos experimentamos el arte en nuestras vidas y de ahí surgen todas las complicaciones del acalorado debate.
Manifesto es el resultado al que llegó Julian Rosefeldt tras filmar a la incomparable y extraordinaria Cate Blanchett recitando diversas declaraciones de principios y manifiestos de las principales corrientes artísticas y grupos de artistas de diversas disciplinas. Originalmente la obra de Rosefeldt se exhibía en una galería en la que se proyectaban de manera simultánea los 13 segmentos que conforman Manifesto, posteriormente las unió creando así una cinta de hora y media.
No nos enfrentamos a un filme tradicional o semejante, es necesario tener eso claro desde antes de entrar a la sala de cine, la experiencia que se vive es inmersiva y proporciona un sinfín de información que estamos conectando de inmediato con la cultura que poseemos y los ejemplos que se nos vienen a la mente ante el discurso que presenciamos.
A menos que se sea un erudito en materia de arte, no se estará familiarizado con todos los manifiestos que expresan en pantalla, o tal vez no se ubique como tal al movimiento al que se hace referencia, pero se tenga conciencia de obras que se hayan visto una vez que escuchan las líneas y ahí radica lo interesante del ejercicio, en comparar las palabras y conceptos que se mencionan, ubicar diferencias y notar de una forma totalmente abierta que, tal vez, no son tan diferentes después de todo.
La premisa de destruir lo viejo para poder crear algo nuevo es una tremenda constante en la que Rosefeldt, consciente o inconscientemente, hace énfasis en cada segmento, lo que de nuevo nos lleva al tema de la originalidad.
El futurismo, el minimalismo, el arte abstracto, el surrealismo, entre otras se encuentran representados a través de las palabras de algunos de sus principales representantes. El trabajo que Rosefeldt hace junto con Blanchett es sumamente didáctico pues toda la puesta en escena de cada “cortometraje” forma parte del discurso, la forma en que se expresan los manifiestos es totalmente intencional y te hace disfrutar y comprender de manera eficaz el todo que se comunica.
Es evidente que Manifesto no hubiera sido posible sin la participación de Cate Blanchett, hay muy pocas personas en el mundo con la capacidad histriónica que ella posee, es una artista en toda la expresión de la palabra. Crea 13 personajes distintos durante el metraje y nunca nos deja de fascinar, cada uno es una persona totalmente diferente mucho más allá del maquillaje y el vestuario, ver a Blanchett en algo tan único es un verdadero gozo.
Kandinsky, Marinetti, Breton, Rainer, Fontana, Marx, von Trier, Jarmush, Vinterberg y Herzog son solamente algunos de los creadores de los documentos que vemos tomar vida ante nuestros ojos en la voz de Blanchett, si esa no es la mejor forma de enfrentarnos a la discusión sobre qué es el arte no tengo idea de cuál sea.
Seguramente todos tendrán una opinión muy particular sobre Manifesto y hasta un segmento favorito, mismos que generarán un nuevo debate sobre la misma línea con el que inició la premisa, el círculo vuelve a comenzar.