“Once you see that shit, it’ll fuck you up for life. Good luck! Have fun!”
En un supermercado de Estados Unidos cada día es una nueva oportunidad para toda la comida de ser llevada al “más allá” por uno de los dioses, aka humanos, para tener una vida mejor a lado de los místicos seres que les darán protección por el resto de sus vidas. No todos los alimentos son tan afortunados pues su frescura se pierde con el tiempo y eso hace que sean desechados sin haber obtenido la oportunidad de saborear las mieles de la felicidad que se encuentran del otro lado de la puerta.
Seth Rogen y Evan Goldberg elaboran una historia irreverente que amenaza con quitarle el apetito a más de uno con la épica aventura de Frank (Rogen) una salchicha que ha descubierto la terrible verdad sobre la relación de los humanos con la comida y que el “más allá” es realmente una invitación al matadero. Frank será acompañado por Brenda (Kristen Wiig), un pan para hot dog que es el objeto de deseo del protagonista, un lavash (David Krumholtz), Sammy el bagel (Edward Norton) y Teresa del Taco (Salma Hayek).
Sausage Party le hace honor a su nombre, pues a cada paso que damos conocemos más los pasillos del supermercado con nuevos personajes que, de manera bizarra, festejan o pelean con sus vecinos. Cada mañana un elote es el encargado de comenzar una canción sobre los ideales que profesan los artículos del lugar sobre el más allá, la melodía deja al descubierto una sátira sobre los diferentes conflictos en las sociedades que se han formado en el supermercado, cada una con sus propias creencias y costumbres, pero advienen qué…a nadie le importa lo que piensen los demás, todos los que no concuerden con la opinión de un sujeto o grupo son unos idiotas. Muy parecido a nuestra realidad.
La cinta también trata de manera paralela otros asuntos políticos y sociales, la discriminación, el fanatismo religioso, la expulsión de los nativos americanos de sus tierras y el conflicto entre Palestina e Israel, siendo éste último el mejor ejemplificado gracias a Lavash y Sammy y su acalorada relación.
La cinta tiene bromas bastante atinadas que logran una carcajada conjunta en la sala de cine, sin embargo hay más que se quedan en el camino. Los gags pierden frescura a medida que se repiten, las primeras veces es gracioso ver a los alimentos maldecir a los cuatro vientos pero después de cinco veces se torna cansado y repetitivo, al igual que todos los juegos de palabras y albures existentes que impliquen a una salchicha.
Sausage Party descansa en sus personajes, mayormente en los secundarios, quienes han sido construidos con todos los estereotipos posibles. Teresa del Taco es sin duda la que se roba las risas gracias que su personaje es uno de los mejor trabajados y menos repetitivos de la cinta. Otro alimento que llama la atención es Goma, un chicle pisado que ha vivido muchos años y tiene una gran sabiduría, es el Stephen Hawking de la comida (literal) y su participación en la fiesta es por demás divertida.
El equipo detrás de la película prometía entregar una cinta animada que se pudiera comparar con un cuento Disney en ácidos pero se quedan en el camino. Sausage Party es divertida de eso no hay duda, pero nada más. Es una cinta bizarra e irreverente pero dista de ser memorable.