“That oil is a monster.”
El 20 de abril del 2010 una plataforma de perforación móvil (Deepwater Horizon) estalló en medio del océano provocando el mayor derramamiento de petróleo en los Estados Unidos, un desastre natural inmenso que provocó la muerte de 11 personas durante el accidente y causó daños irreparables al ecosistema marino de su alrededor, eso sin contar las implicaciones económicas para todos los responsables.
Deepwater Horizon nos sitúa en las vísperas del terrible suceso y el encargado de convertirse en nuestros ojos será Mike (Mark Wahlberg) el jefe de las reparaciones de la plataforma. Desde el comienzo la cinta nos hace acercarnos más al protagonista al conocer a su familia y la actitud de héroe que saldrá a flote cuando la trama lo requiera. También conoceremos a un puñado de miembros de la tripulación que no tendrán mucha relevancia más que ser salvados eventualmente por Mike.
Peter Berg nos presenta una película que se aleja por momentos del hecho para caer en los pasos de una tradicional y ya conocida cinta de desastres naturales en las que todos los peligros solamente aplican para el grueso del elenco, aquel del que podemos prescindir y eso lo sabemos desde el comienzo.
Berg acierta en la forma de construir la tensión de la cinta, cada momento que pasa ante nosotros tiene la intención de dejar entrever que los problemas se avecinan y que la magnitud de los mismos se acrecienta de manera violenta y poderosa como el mar que descansa a escasos metros del sitio en el que todo ocurre.
Todo el suspenso y la tensión logradas en la película se mantienen de manera constante y nos mantienen atentos al viaje del protagonista, sin embargo la construcción de la historia nos aleja cada vez más de un horizonte comprensible. Existen dos desastres principales que llevan al malfuncionamiento de la base, sin embargo ninguno de los dos queda explicado de manera congruente o lógica, solamente sabemos que algo no funciona y que puede ir peor, y evidentemente el resultado que vemos en pantalla es catastrófico pero desconocemos las razones.
Mark Wahlberg mantiene una actuación sólida durante todo el filme y es el encargado de llevar todo el peso de la cinta, el actor se entrega de manera natural al papel de héroe, pero también logra conectar con el lado emocional que el relato demanda de su personaje.
La sorpresa es Gina Rodriguez, que con un papel reducido al mínimo roba cámara. Una de las secuencias cruciales con Wahlberg sirve como pretexto para que la actriz de prueba del rango emocional que es capaz de manejar. En Deepwater Horizon también aparecen Kurt Russell y John Malkovich, el primero mantiene un trabajo firme pero poco sorprendente mientras que el segundo entrega un papel de villano unidimensional que no logra trascender en la historia.
En sus últimos minutos Deepwater Horizon cae en la sensiblería extrema, hasta un punto que deja de ser creíble. El elemento patriótico no podía faltar con una escena, totalmente fuera de lugar, en medio de la acción y la supervivencia que no tiene relevancia alguna. El final de la cinta apunta a recordar a aquellos que perdieron la vida en el trágico accidente, pero nada en ella nos ata emocionalmente a ellos pues cuando los créditos finales comienzan a rodar solamente podemos recordar a Mike Williams.