“Sometimes I remember one way and sometimes another, if I am going to have a past I prefer it to be a multiple choice.”
Batman ha sido por más de 75 años una de las figuras más icónicos de la cultura popular, uno de los héroes más queridos y admirados por los fanáticos. Sus múltiples cómics, adaptaciones televisivas y cinematográficas lo han convertido en un personaje atemporal, al igual que a los villanos y ayudantes que le han acompañado en sus andanzas. Elegir una historia del murciélago es difícil, pero si se le pregunta a los más asiduos lectores de sus historietas The Killing Joke seguramente figuraría entre las más mencionadas.
La adaptación de la novela gráfica ha causado grandes expectativas desde su anuncio y la clasificación R que se le dio. La emoción solamente fue en aumento cuando se dijo que Kevin Conroy y Mark Hamill prestarían sus voces nuevamente para dar vida a Batman y al Guasón respectivamente. Todos los elementos parecían alinearse para que The Killing Joke se convirtiera en un clásico al igual que el impreso.
Bárbara Gordon da la bienvenida en la cinta a manera de narradora, ella ofrecerá su perspectiva en un prólogo de poco más de media hora del metraje, dicha inserción se debe a los sucesos que le ocurrirán a Batichica durante la historia central, es un intento para darle mayor relevancia y trasfondo a un personaje que se irá desplomando a cada minuto de la película. La historia de inicio es demasiado larga y contraproducente para los objetivos que busca, para el momento en que el entramado principal (el de la broma asesina) comienza todo el desarrollo del personaje de Bárbara parece un relleno vacío e inconexo con el relato que todos están esperando.
El trabajo que se realiza en la animación es bastante estándar, si el espectador se encuentra familiarizado con la serie animada no notará ninguna diferencia entre la pantalla chica y la grande, aunque hay que resaltar que las secuencias del viaje del Comisionado Gordon a través del funhouse del Joker ofrecen una calidad diferente y se hubiera agradecido tener un poco más tiempo en las tomas para apreciar con mayor detalle el diseño de dicha atracción.
Los momentos de mayor lucidez de la cinta son gracias al fantástico trabajo de doblaje que realizan Conroy y Hamill, sin duda la experiencia que ambos tienen y el trabajo que han impregnado en los personajes a través de los años es un elemento fundamental para que la construcción de los mismos sea sólida. El conflicto entre Batman y el Guasón es abordado desde una perspectiva profunda apelando a su pasado y las razones que los han moldeado en lo que son en ese momento.
De igual forma el número musical que realiza el Guasón es entretenido y bien trabajado, una vez más la voz de Hamill es fundamental para la construcción del momento. A medida que la cinta avanza vamos conociendo un poco de la historia del villano más memorable del murciélago, dicho elemento puede resultar contraproducente para el personaje, ya que su incierto pasado es factor esencial del Guasón.
El segundo acto nos adentra directamente en la obra de Alan Moore, pero el material no es suficiente para enmendar el ritmo de la cinta o el tiempo que se ha desperdiciado en subtramas que no llevan a ningún punto. A medida que el tiempo corre somos testigos de cómo el director utiliza elementos y personajes como simple vehículo para después dejarlos a un lado sin dar un cierre narrativo adecuado, ¡alguien salve a Bárbara de ser degradad y utilizada para fines de la historia!
El atropellado camino que nos lleva al momento climático de la cinta acelera su paso a medida que el enfrentamiento final se avecina. La forma de abordar el estridente final logra convencer, pero es gracias a la intensidad del momento y las decisiones de como filmar la secuencia que se logra generar el ensordecedor suceso, uno en el que el telón ha caído y las risas han desaparecido.