“The broken are the more evolved.”
Todos los seres humanos somos totalmente diferentes, nuestras características corporales y nuestra composición física nos hacen diferentes del resto gracias a los sentidos, pero nuestra personalidad, lo que no es visible a los ojos, es lo que realmente nos define y nos hace únicos. Conocer la totalidad de una persona es imposible, pues ni siquiera logramos comprender el todo de nuestro ser, siempre habrá secretos y misterios que se escondan en nuestra mente y que solamente están esperando tomar la luz.
Pensamos que M. Night Shyamalan estaba destinado al olvido y al mal gusto hasta que hace un par de años resurgió de las cenizas con su cinta The Visit, el director demostraba que todavía tenía cosas interesantes que contar y que todavía tenía un par de trucos bajo la manga, razón por la cual su nueva cinta Split causa curiosidad.
Split cuenta la historia de Kevin (James McAvoy), un hombre que tiene un trastorno de personalidad disociativa, lo que ha provocado que en él habiten 23 personalidades diferentes, todo se torna extraño cuando una nueva identidad amenaza el balance que han logrado al intentar convertirse en la persona número 24.
Shyamalan comienza con la acción en los primeros minutos, las amigas Claire (Haley Lu Richardson) y Marcia (Jessica Sula) junto con la poco popular y amigable Casey (Anya Taylor-Joy) salen de la fiesta de cumpleaños de la primera y son secuestradas por una de las personalidades de Kevin, las chicas serán encerradas en un cuarto en el que deberán esperar la llegada de la Bestia.
La mayor parte del tiempo Split se desarrollará en lugares cerrados, acrecentando el sentir de claustrofobia, literalmente el director encierra al espectador como una víctima más que se encuentra expectante ante la llegada de distintos sujetos que se ven igual pero tienen una agenda diferente, cada uno aterrador a su manera, cada cual con sus debilidades y fortalezas propias.
Como dicta la tradición, la heroína (si es que se le puede llamar así), será la chica con la personalidad más rara o antisocial, es decir Casey, de quien tendremos una serie de flashbacks que nos llevan a conocerla un poco más; la historia personal es determinante en la forma de ser de cada persona, lo que hace más interesante o peligroso a cada individuo y es también esta historia la que nos forma o deforma a lo largo de la vida. Los dañados somos los más evolucionados dice Dennis (una de las personalidades de Kevin) y en un retorcido sentido tiene razón.
Shyamalan sigue demostrando que sabe cómo construir un thriller y entretener a la audiencia, el director nos sumerge en la historia desde el principio, juego con los elementos y las emociones en una acalorada persecución. Split logra los efectos esperados gracias al cuidado que se tiene en los detalles, ninguna de las habitaciones es igual, los elementos generan desconcierto como la mente de nuestro protagonista. Las tomas logradas por Mike Gioulakis son envolventes, el cinefotógrafo juega con las luces y la obscuridad de una manera natural que enriquecen las imágenes del relato.
Es cierto que Shyamalan ha vuelto a acertar con su cinta, sin embargo eso no la exenta de tener también algunos de los vicios del director, como por ejemplo la inclusión de un cameo propio que no hace más que entorpecer el ritmo de la cinta, mismo que se ve afectado en más de una ocasión gracias a los close-ups que se realizan en exceso y, muchas veces, sin una finalidad real.
Split encuentra su principal atractivo en James McAvoy, el actor vuelve a sorprender con una brillante actuación en todos los papeles que interpreta. Conocemos a un tercio de las personalidades que habitan en Kevin y el espectáculo hubiera sido aún mejor si conociéramos al resto, pero el trabajo que McAvoy hace con su cara, su voz y su mirada deja sin habla desde el primer momento y es suficiente. El actor cambia para dar vida a diferentes sujetos con una facilidad sorprendente, se transforma y cambia de piel mientras vive la tesis de la película.
El girl team secuestrado no sale tan bien parado de la cinta, la única con un papel relevante es la talentosa Anya Taylor-Joy quien hace gala de sus habilidades en varias secuencias, sin embargo la historia no le da mucho con que jugar y ni hablar de las otras dos que son relegadas a convertirse en una especie de scream queens ladies que simplemente están ahí.
Split es un thriller psicológico bien logrado, entretiene y nos sumerge en la(s) compleja(s) psique(s) del protagonista. Muestra de manera convincente las habilidades que puede tener nuestra mente, incluso aquellas que permanecen ocultas y nos convence de que somos lo que creemos ser.