“In 66 seconds Roberto Durán changed my life.”
El box es un deporte que ha sido llevado al cine un sinfín de ocasiones, pero son pocas las películas que logran realmente trascender. El dinamismo que supone una pelea en el ring es un espectáculo por sí mismo y ese factor es crucial para que cualquier persona pueda disfrutar de una película de dicho deporte.
La historia del ídolo del boxeo panameño Roberto Durán y su camino al éxito es llevada a la pantalla grande por el director Jonathan Jakubowicz y protagonizada por el gran actor venezolano Edgar Ramírez.
Hands of Stone se centra en la relación de Durán (Edgar Ramírez) y su entrenado Ray Arcel (Robert De Niro), nos adentra en el contexto social y político que marcó tan fuertemente la vida del boxeador y mezcla los conflictos entre E.U.A. y Panamá por el canal construido en el país latinoamericano. La cinta ofrece un vistazo al panorama social panameño, el descontento entre la gente es evidente, los escenarios son familiares, la historia no es conocida.
La cinta logra capturar el ambiente y la tensión del momento histórico y al mismo tiempo nos sumerge con la explosiva personalidad de Durán. Hands of Stone fue realizada por un equipo internacional, en su mayoría latinoamericanos, que enriquecen a la película y la hacen sentir de casa. Es fácil empatizar con los sucesos y los personajes porque son caras que vemos en el día a día, compartimos ídolos, compartimos opresores, compartimos vida.
Jakubowicz se adentra en la vida del boxeador y utiliza su contexto para ayudarnos a comprender mejor la psique del protagonista que no nos deja descansar en ningún minuto. La vitalidad que Ramírez imprime en su papel nos llena de energía y hace que un mar emociones se desborden de la pantalla.
Las secuencias de box fueron filmadas de una manera extraordinaria, capturan la tensión y los cortes elevan la adrenalina que sentimos al incitar junto con las masas a que el boxeador nos regale un knockout. Jakubowicz toma la decisión de mostrar la mayor cantidad de peleas posibles haciendo de su película un espectáculo que nos obliga a no voltear la mirada cuando se encuentra en sus mejores momentos.
Hands of Stone tiene un talón de Aquiles y ese es su guión. Hay muchos momentos de la cinta que se sienten fuera de lugar y el ritmo, sobre todo en las secuencias que tienen que ver con la vida personal de Arcel, que aparecen y desaparecen cada que la narrativa lo necesita. La edición se encuentra llena de fundidos a negro lo que tampoco ayuda a los problemas de cadencia que se presentan en los momentos más lentos de la película.
Edgar Ramírez es el corazón de Hands of Stone su preparación física es simplemente imponente, el actor se rinde ante el personaje y deja que el último se apropie de él. El acento, sus movimientos y su personalidad nos atrapan desde el primer minuto. Ramírez es un actor de basto talento, eso nos queda claro, pero con cada cinta que realiza el venezolano se consolida como una de la figuras latinoamericanas más influyentes en el medio. Ramírez no solo interpreta a un boxeador, se ha mimetizado con uno y se mueve de manera natural, su cuerpo ya no le pertenece, sus piernas se mueven al compás de la pelea que se encuentra disputando.
Robert De Niro parece una inserción rara en una cinta hablada en spanglish, pero el actor entrega una actuación digna del talento que posee. Como el mentor de Durán, De Niro tiene un papel crucial en la cinta, por momentos protagónico, por momentos secundario, pero la huella que el actor imprime a su personaje es fabulosa, hay un par de monólogos que De Niro nos regala que son avasalladores.
Usher, quien interpreta a otra leyenda el boxeador Sugar Ray, lo hace de una manera bastante decente, tal vez bastante decente, pero donde realmente brilla es con su aportación musical, la canción final que interpreta con Rubén Blades Champions logra conjuntar de manera brutal el camino que hemos visto del boxeador, da un golpe final que se disfruta. El score en general y las escenas festivas están llenas de colores, llenas de alegría, es un ambiente muy latino que llena de júbilo el alma.
Hands of Stone es una fiesta, la música y los colores nos invitan a unirnos a la celebración de un grande del deporte y lo hacemos con gusto. Después de varios rounds la cinta me ha ganado por knockout.