“Ah hell naw, the Devil is a liar! Get out of my friend, ghost! The power of Patty compels you!”
Cuando el mundo supo que los cazafantasmas volverían la emoción fue inmensa, la sensación duro poco pues las masas entraron en cólera al momento de revelarse de que un cast, integrado únicamente por mujeres, sería el encargado de revivir la leyenda que hace unas décadas marcó a generaciones. El factor de género no debe, ni debería, ser referente para fundamentar una opinión de odio o apoyo a una cinta, pero desafortunadamente la nueva versión de Ghostbusters se filmó, vendió y proyectó bajo esa sombra.
El encargado de desempolvar los disparadores de protones fue Paul Feig, director que ha probado su valía en la comedia con cintas como Bridesmaids (2011) o Spy (2015), la elección, por la naturaleza del filme parece obvia pues en sus últimas cintas las protagonistas han tomado la batuta demostrando que las chicas también quieren y pueden divertirse en el mundo de las risas.
Ghostbusters inicia con un prólogo sobre una mansión embrujada en Nueva York en la cual una aparición sobrenatural tomará lugar y unirá a un equipo de inadaptadas sociales que han vivido atormentadas por las burlas de otros gracias a su creencia en fantasmas. La científica Erin Gilbert (Kristen Wiig) junto a su mejor amiga de la adolescencia Abby Yates (Melissa McCarthy), Jillian Holtzmann (Kate McKinnon) y la policía del metro de la ciudad Patty Tolan (Leslie Jones) serán las responsables de salvar el día cuando la amenaza de una despiadada y brutal invasión fantasma llegue a la gran manzana.
El guión, escrito por Katie Dippold (Parks and Recreation), tiene un buen comienzo, pero las bromas y gags que esperábamos (debido al cast y equipo involucrado) apenas se asoman en algunas secuencias. La historia y la forma en la que la resolución de problemas se lleva a cabo es un reflejo total de la película de 1984.
Melissa McCarthy ha logrado hacer de su nombre un referente en la comedia y el papel que obtiene en su nueva colaboración con Feig se queda por debajo de sus mejores interpretaciones, las líneas que fueron provistas para su personaje carecen de frescura y sus gags recurrentes terminan siendo engorrosos sin trascender. Caso similar ocurre con Kristen Wiig, la actriz es sin duda una de las mejores comediantes que E.U. nos ofrece actualmente, pero en Ghostbusters no parece estarla pasando bien.
Lo mejor que el remake de los cazafantasmas nos ofrece es sin duda Kate McKinnon. La comediante logra robar cada escena en la que aparece, aún sin tener gran cantidad de diálogo o inclusive sin decir palabra alguna, sus gestos y acciones son suficientes para buscarla en cada cuadro. Leslie Jones también hace un gran trabajo, sus gags, mucho más clichés que los de McKinnon, funcionan gracias a la forma en que interpreta a su personaje.
En la búsqueda de redimir los estereotipos femeninos Ghostbusters nos entrega a la versión masculina de Janine. Kevin (Chris Hemsworth) es el nuevo secretario del equipo y su gran atractivo solamente se equipara a su falta de inteligencia. Es turno de que los chicos se transformen en hombre-objeto para variar y es totalmente válido y coherente con el trabajo que la cinta hace. Hemsworth logra manejar los cambios de su personaje de una manera consistente y creíble, dota al pobre secretario de carisma y encanto, hace que queramos ver más de él en la pantalla y no solamente en sus fotografías tocando/escuchando el saxofón.
Todos los elementos del mundo de los cazafantasmas están de vuelta, los uniformes, las armas, el auto, el logo y los entes voladores clásicos vuelven para dar gusto al fandom. Los miembros de las cinta original están de vuelta (en su mayoría), su presencia se limita a cameos breves (exceptuando a Bill Murray quien tiene un mayor papel en la historia) y no tienen ninguna relación con la que hicieron en la película de Reitman.
El problema con Ghostbusters no recae en sus actrices ni en el hecho de que el equipo promueva el merecido girl power, sino en su falta de originalidad y en el pobre trabajo de guión y tratamiento de la historia. La película divierte por momentos pero cuando nos pregunten a quién llamaremos la respuesta no será a las nuevas cazafantasmas.