“Everything is unprecedented until it happens for the first time.”
El milagro en el Hudson que llevó a la fama al capitán de avión Chesley “Sully” Sullenberger se convierte en la más reciente cinta del director Clint Eastwood.
Los sucesos del 15 de enero de 2009 fueron conocidos por el mundo entero, un avión tuvo que hacer un acuatizaje de emergencia tras perder ambos motores a pocos minutos de haber despegado. Todos conocemos la historia, sabemos el heroico desenlace, pero nadie nos había contado sobre las intensas y tortuosas investigaciones que se hacían alrededor del suceso.
Sully se centra en todo el proceso de manera intensa y personal. Nos adentramos en el aftermath del suceso en el que el capitán es cuestionado por sus decisiones, pese a que esas mismas elecciones fueron las que (¿spoiler?) salvaron a cada integrante del avión del que era responsable.
Eastwood dibuja las primeras secuencias con elegancia, el atareado movimiento del aeropuerto de LaGuardia, en ellas conocemos a algunos de los pasajeros que viajarán en el vuelo que haría historia. Las escenas no se sienten desarticuladas del relato, al contrario eso produce cercanía y mantiene interés constante durante el accidente.
A lo largo de la cinta seremos testigos de secuencias en las que las que las posibles consecuencias atormentan y persiguen a Sully, dichas escenas nos permiten conocer abiertamente la psique del protagonista y la manera en que el accidente lo ha trastornado, eso sin contar las largas jornadas que el capitán debía hacer entre estar presente en las investigaciones y en las múltiples entrevistas que dio a la prensa.
Tom Hanks se encarga de dar vida a Sully y el actor hace gala de su talento al entregar una interpretación correcta, por momentos mesurada, pero efectiva. Hanks nos muestra una persona atormentada pero que en el fondo sabe la congruencia de sus acciones, pero el mayor logro del actor es no mostrarnos al héroe americano sino al hombre de carne y hueso con todas sus facetas. Aaron Eckhart interpreta a Jeff Skiles, el primer oficial del vuelo y su breve interpretación logra hacer segunda a la de Hanks.
El mayor logro de Sully recae directamente en Eastwood en una hora y media consigue hacer que todos comprendamos las dimensiones del accidente, inclusive las partes técnicas. No nos convierte en expertos, solamente expone de manera muy didáctica un suceso cuyas características son por demás complejas. Conocemos el desenlace pero aun así la tensión crece hacia la resolución del problema. Sully juega con decoro con la emoción, el suspenso y la narrativa.
Sully logra trascender los estándares de una película biográfica tradicional. Eastwood va por la emoción y consigue que sus actores hagan un trabajo excepcional. Una historia conocida por el mundo se torna innovadora, se vuelve emocionante y nos deja al filo de la butaca hasta el último minuto y todo eso se lo debemos al gran talento de Clint Eastwood, quien demuestra, una vez más, que es uno de los grandes directores norteamericanos.