“If we keep doing this, you’re going to die.”
Ed (Patrick Wilson) y Lorraine (Vera Farmiga) se encuentran sentados con un grupo de personas, están apunto de iniciar una sesión espiritista para descubrir los sucesos del caso Amityville, uno de los casos más aterradores de la pareja. Todos cierran sus ojos y Lorraine tiene una de sus visiones, en ella verá los atroces actos cometidos en la casa pero también conocerá a un demonio vestido de monja, quien le enseñará algo que la dejará perturbada de sobremanera. Los Warren están de vuelta.
The Conjuring 2, cinta dirigida por el fan favorite del horror James Wan, llega en un momento donde las temibles secuelas se han convertido en las verdaderas pesadillas que atormentan los sueños e inundan las salas de cine, pareciera que el contenido original ha perdido valía.
El caso Enfield será el que ocupe a los Warren en esta entrega. Una familia (integrada por una madre y sus 5 hijos) vive atormentada por el espíritu del viejo Bill Wilkins, mismo que afirma ser el legítimo dueño de la casa donde habitan. Lejos de presentar una lenta entrada del espíritu en el mundo terrenal observaremos, desde el inicio, como toma por fuerza a la familia, particularmente a la pequeña Janet quien será la poseída de la cinta. Es en ese momento cuando llegan los Warren, la historia de la familia junto con la vista en el prólogo se entrelazarán (de una manera casi religiosa) para cuestionar a la pareja sobre su trabajo. ¿Deben seguir adelante con su necesidad/ adicción de ayudar y creer en la gente que vive sucesos paranormales? O ¿Deben vivir una vida tranquila alejada de fantasmas y demonios y sin posibilidades de tener un desenlace fatal?
La misma fórmula que se utilizó en la primera parte de El Conjuro se repetirá en ésta: prólogo (con posibles spin off Annabelle style) + Warren defendiéndose del ataque de los escépticos + familia con problemas sobrenaturales + Warren meets familia poseída +… narrativamente no habrá mayores alteraciones ni muchas novedades, la cinta encontrará una de sus mayores virtudes en el desempeño técnico de Wan.
Las sombras y la obscuridad son elementos que el director domina y con ayuda del montaje y la aguda banda sonora generarán momentos de genuina tensión. Un factor recurrente en la película son los jump scares (posiblemente porque se han convertido en un crowdpleaser que determina, para mucha gente, si el filme de verdad “espanta”) mismos que generan una predecible anticipación de los sucesos y entorpecen, por momentos, una cinta bastante inteligente.
Patrick Wilson encarna de manera natural a Ed Warren, la secuencia en la que Ed le canta a la familia (pero principalmente a Lorraine) Can´t help falling in love de Elvis Presley es mágica, las miradas que cruzan Wilson y Farmiga dejan ver mucho más de lo que la pantalla permite y sin duda constituye uno de los mejores trabajos de ambos actores. Por su parte, Vera Farmiga, ha colocado su nombre en la meca del cine horror con The Conjuring (2013), la serie de televisión Bates Motel (2013- ) y ahora con The Conjuring 2.
James Wan conoce el género como la palma de su mano, pero sobre todo conoce a su público, estos elementos junto con la humanización de sus personajes le permiten hacer historias que atrapan al espectador. La comprensión del horror le ayuda a entregar secuencias como la primera grabación de audio que Ed le hace a Janet (poseída por el viejo Wilkins) en la que una mancha borrosa toma el lugar de la niña y podemos apreciar la presencia del ente atrás del protagonista. Puntos extra por la escena del cuadro y el demonio monja Hell and Heaven, que ue construida con precisión y se toma su tiempo para obtener uno de los mayores sustos que ofrece la película.
Las sillas vuelan, las cruces se voltean y los demonios gritan desesperadamente, los Warren están de vuelta con su adicción por lo paranormal y ayudar al poseído (aunque dejen en el olvido a su hija en cada filme) en su lucha por expulsar lo sobrenatural de sus vidas. El Conjuro 2 no era una cinta necesaria pero se agradece que no haya sido el desastre que algunos anticipaban.